Texto publicado en la edición 110 correspondiente a dic 2009 – ene 2010 de la revista Etcétera (http://etcetera.com.mx/ediciones.php?edicion=110)
Mi erotismo entra por el ojo y se escurre por la punta de un pincel, como el amor. [1]
Salvador Dalí (1904 – 1989).
Podemos tener una idea de la cosmogonía erótica daliniana conociendo ciertos acontecimientos de su vida, algunos recuerdos reales y otros producto de sus “falsas memorias”, que fueron importantes para el desarrollo de su personalidad y que plasmaron sus fobias, obsesiones, predilecciones y deseos, determinando su forma de enfrentarse al mundo y satisfacer sus necesidades, incluso las sexuales. Todas ellas acompañadas de su respectiva dosis de escándalo, exhibicionismo y provocación que siempre acompañaron a Salvador Dalí, sobre todo, a través de los medios, a los que utilizaba para hacerse publicidad a niveles masivos y difundir su imagen a nivel internacional.
Dalí cuenta a André Parinaud[2] que antes y durante su adolescencia, las chicas de su edad le intimidaban y paralizaban. Refiere haber conocido los placeres de la masturbación, pero con retraso en relación con sus compañeros y haber estado obsesionado por un miedo atroz a las enfermedades venéreas, así como por la creencia de ser impotente, “con un sexo pequeño, triste y blando”. No obstante, cuenta haber tenido una joven novia con la que sentía placer haciéndola sufrir, al haber ensayado con ella durante cinco años, toda una gama de sentimientos egoístas, narcisistas, paranoicos y sexuales, explotando los más diversos aspectos de su perversidad sensual.
De 1921 a 1928, Dalí entabla una entrañable amistad con el poeta Federico García Lorca, sobre la cual Ian Gibson[3] señala que poco antes de su muerte, Dalí le confió que se trató de “un amor erótico y trágico, por el hecho de no poderlo compartir”, refiriéndose al hecho de que el poeta había sentido por él un intenso amor físico al que hubiera querido corresponder.
En 1929, en París, conoce a Picasso y Joan Miró lo introduce con los surrealistas. No obstante, sigue sin poder entablar una relación con mujeres, ni siquiera con prostitutas. Cuenta Dalí a Parinaud que “aún siendo joven, elegante, seductor y genial, ninguna mujer lo reconoció”, por lo que “hubiera querido torturarlas sabiamente con plomo fundido, recortarles la punta de sus senos, devastar su sexo y su culo bello y provocador” [4].
En verano de ese año, ya en Cadaqués, Dalí se enamora de Gala, quien junto con su esposo, el poeta surrealista Paul Éluard y la hija de ambos, Cécile, llegaron a visitarlo. Ambos se cautivan mutuamente y ella abandona a Éluard.
Otros acontecimientos posteriores van a consolidar la personalidad del “Divino” Dalí, tales como su aceptación e ingreso en los círculos más exclusivos de París, su exitoso exilio en los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y su regreso triunfante a España en 1948, así como sus frecuentes viajes a París y a Nueva York, hospedándose en lujosos hoteles, en donde como Louis XIV, gustaba de estar rodeado de una Corte de personajes extraños, tales como hippies, mujeres y hombres hermosos, periodistas, editores, etc.
Por lo que respecta a su relación con Gala, cada uno tenía permitido expresar su sexualidad como quisiera. Ella podía viajar con sus jóvenes amantes o llevarlos al Castillo de Púbol que Dalí adquirió en 1968, para que ella pudiera sentir una cierta intimidad[5].
Por su parte Dalí gustaba de participar del “cledalismo” inventado por él; es decir, una “forma singular y majestuosa de erotismo de un refinamiento extremo, reservado a una limitada élite que compone una sociedad secreta daliniana”, en “ceremonias eróticas” (no vulgares orgías) en las que elegía a los participantes y dirigía su actuación, evitando contactos, “pero acompañando los placeres del voyerismo con un poco de masturbación.” [6]
Este año se cumplen treinta de la publicación de la edición limitada a 300 ejemplares firmados de la obra “Les métamorphoses érotiques” de Dalí. Se trata de una selección de láminas sin encuadernar, contenidas en una carpeta de seda roja dentro de un estuche púrpura también de seda, que reproducen dibujos realizados por Salvador Dalí mediante el sistema de la imagen múltiple que dan una visión del erotismo daliniano. A continuación reproducimos la número 291.
|
|
Cubierta
|
Portada
|
Detalle de la portada
Dalí utilizó como base de sus ilustraciones, las imágenes contenidas en dos manuales de lecciones del tipo de los utilizados para la educación de los niños de fines del Siglo XIX y del “Catalogue of the great exhibition of the works of industry of all nations” publicado en Londres en 1851. Dichas imágenes fueron metamorfoseadas por Dalí en un periodo de 30 años a partir de 1942. A cada una de ellas le agregó títulos o breves textos que describen cada una de las transformaciones y le dan el valor correspondiente dentro del universo erótico daliniano.
En el prólogo de esta obra, el cual se transcribe más adelante, Dalí hace una distinción entre el erotismo y la pornografía, señalando que el primero es divino, trae suerte y está del lado de los ricos, de los dioses y de las águilas, mientras que la segunda es infrahumana, de mal agüero y practicada por los pobres. Para ilustrarlo, hizo la metamorfosis de la escultura de Antonio Cánovas “Eros y Psique”, sobre cuya base agregó una tortuga en la que reposa Psique y de cuyo caparazón surge una flor de lis. Vemos que la lengua de colibrí de Eros cruza el pecho y atraviesa el corazón de Psique, hasta penetrar en su ombligo.
“Contra la pornografía y la obscenidad. A favor del Dios Eros y el Erotismo”
“Quizá, y sin el quizá, la mayor diferencia que existe entre el erotismo y la pornografía es que el erotismo es divino y trae suerte, mientras que la pornografía es infrahumana y trae mala suerte. Los romanos, expertos en erotismo, lo sabían, y su lengua da a la palabra obscenus el significado de mal augurio. El erotismo está al lado de los que llevan corbata, los ricos. ¡Está al lado de los dioses, de las águilas!
El pornógrafo, en cambio, es pobre; no lleva corbata, su miserable destino se parece al de las tortugas para aplastar. Alguien ha visto alguna vez una tortuga rica, a excepción de la de Joris-Karl Huysmans[7], ¡y reventó de rica!
Todos los que hoy llevan “cuello de tortuga” están condenados a la decadencia, a la pobreza sin remedio, y llevarán siempre los dientes sucios de mayonesa crónica.
No es posible concebir una tortuga arrastrando penosamente una corbata en la que se pegarían escupitajos, colillas, restos de tortillas a las finas hierbas y otras inmundicias.
El pornógrafo de rostro prematuramente envejecido de tortuga, obsceno manco impúdicamente calvo y caliente, os ofrece en las esquinas las postales sucias con su pequeña pata de tortuga que apenas osa sacar de la chaqueta acorazada de mugre.
Eros, el dios del amor, al contrario, está bien erguido y alza los brazos al cielo para blandir su corbata microgamética, carcaj que le cuelga del cuello de alabastro incorruptible. Este carcaj de tortuga, anti-tortuga, con sus dardos espermáticos, es el más glorioso e imperial de los atributos místicos del ángel de las águilas de las religiones aplastadoras de las mugrientas tortugas; los Ganimedes ‘anticonsoladores’”.
Port Lligat, domingo 4 de agosto de 1968 Salvador Dalí
A continuación se reproducen algunas de las ilustraciones de la carpeta de referencia:
|
|
¡Inmediatamente después de Lilith, Eva!
|
El cadáver exquisito beberá el vino nuevo
|
|
|
Proyecto de moda[8] para komsomol
|
La luna al centro de la estación,
como la “i” al centro de Perp-i-gnan.
Esa “i” es blanda como toda luna que se respeta.
|
|
|
Pequeña silla sobre nalgas para sentar una minúscula cabeza china.
Pequeña banca sobre nalgas gigantes para sentar cinco minúscula cabezas chinas.
|
La persiana. Enfermedad de la contra ventana.
La cortina. Ha comenzado a nevar en la película de Dalí.
|
|
|
Muebles – alimento
|
Perfiles de oro y plata de dos respiradores de esmalte disimulando, de toda evidencia, la presencia secreta de los futuros circuitos impresos.
|
|
|
Fuente de la juventud electromagnética
|
Así se forma cada embrión de metamorfosis erótica.
|
|
La pequeña Nanna tenía una muñeca que se llamaba Lilly. Esta muñeca no era muy bella, y su cuerpo era de madera, pero la pequeña Nanna podía desvestirla, la podía bañar, la podía traer por todas partes. Y Nanna la quería mucho.
Un día, la tía de la niña le preguntó: ¿Quieres mucho a esta vieja muñeca? Pues bien queridita, voy a enviarte una muñeca que será cien por ciento más bonita que esta Lilly.
|
Alegoría del amor cortés, cátaro y cledálico[9]
|
Lilly y Rosamonde
|
Adicionalmente, fuera de texto se incluyen 10 “láminas extraídas de un tratado de sistemas eróticos y de las mil maneras masturbatorias de los Romanos”, que permite apreciar la inventiva daliniana y su expresión erótica.
1. Sistema floral (ilustración para regatas y fiestas náuticas)
2. Sistema fenicio o todo deviene lucrativo
3. Sistema caucásico
4. Sistema cretáceo
5. Sistema romano
6. Sistema andaluz
7. Dos metamorfosis
a. Sistema hiperbólico de supuestos dalinianos
b. Sistema mucoso-ruiseñor
8. Sistema pissengrille
9. Dos metamorfosis
a. Sistema inacabado de impulso total incapaz de nada
b. Lo esencial sería que cada uno sustituyera la cara que considere como supremamente arcangélical a cada una de las muñecas y cree su propio sistema de onanismo espiritual
10. He aquí el innoble pornógrafo surgido de la más pura imaginación erótica de Dalí, pues sólo un espíritu divino es capaz de transformar la obscenidad de los fetiches burgueses de consumación usual en una sacralización libidinosa, el cerrojo impide la entrada a los impuros.
La siguiente es una de las láminas fuera de texto, que puede ser analizada a partir de los eventos importantes en la vida real o imaginaria de Salvador Dalí:
Lámina VII.
|
|
Lámina original
|
Sistema hiperbólico de supuestos dalinianos
|
La lámina original representa diversos animales y sus sonidos. Dalí la transforma en una de sus “ceremonias eróticas”, agregando en el centro de la imagen, una mujer desnuda, cuyos senos son lamidos por el león y el toro, a los que dibuja penes erectos y testículos, lamidos a su vez por el perro, el borrego, el ruiseñor y la rana.
Podría tratarse de uno de los ritos eróticos que le gustaba organizar, a los que únicamente estaban invitados personajes selectos, miembros de la aristocracia secreta daliniana, que “atormentan” a la actriz central, “víctima” del cledalismo de Dalí.
[1] Dalí, Salvador. Les métamorphoses érotiques. Edita A L’Érotiade, Lausana 1969. 1ª. ed.
[2] Parinaud, André; Dalí, Salvador. Confesiones Inconfesables. Bruguera, Barcelona 1975. 1ª. ed.
[3] Gibson, Ian. Lorca-Dalí. El amor que no pudo ser. Plaza Janés, Barcelona 1999. 1ª. ed.
[4] Parinaud, André; Dalí, Salvador. Op. Cit.
[5] Puignau, Emilio. Vivencias con Salvador Dalí. Editorial Juventud, Barcelona 1995. 1ª. ed.
[6] Powels, Louis; Dalí, Salvador. Les Passions selon Dali, Denöel/Ferenczy Verlag, A.C. Zürich, Paris, 1968.
[7] Charles Marie George Huysmans (1848-1907) mejor conocido como Joris-Karl. Su novela “Au Rebours” fue considerada como modelo del Decadentismo y su protagonista, el esteta Jean Des Esseintes, de quien relata encuentros homosexuales explícitos, tiene una tortuga en cuyo caparazón luego de chaparlo en oro, le incrusta una serie de piedras preciosas.
[8] En su ensayo “El erotismo en la ropa”, publicado en 1975 por el Salvador Dalí Museum de Cleveland, Ohio y el Teatre-Museu Dalí de Figueres, Dalí plantea como tesis que “los vestidos son una metáfora constante de las zonas erógenas transformadas por medios psicomotrices –atraída, sugerida, exhibida, escondida, sublimada a lo largo de la historia- la permanente existencia de Eros, garantizando de esta manera la perpetuación de la especie humana hacia los Ángeles.” Este texto fue dictado entre el 21 y el 26 de marzo de 1963 en Del Monte Lodge, Peeble Beach, California, a Reynolds Morse, quien lo transcribió y añadió las notas, siendo traducido por Gala y Eleanor R. Morse.
[9] En el prólogo de su primera novela “Hidden Faces”, publicada en los EEUU en 1944 y en España en 1952, Dalí explica que “desde el siglo XVIII la trilogía pasional inventada por el divino marqués de Sade ha permanecido incompleta: Sadismo, Masoquismo… Era necesario descubrir el tercer término del problema, el de la síntesis y la sublimación: el Cledalismo, nombre que se deriva del de la protagonista de mi novela, Solange de Cléda. El sadismo puede ser definido como el placer experimentado a través del dolor infligido al objeto; el masoquismo, como el placer producido a través del dolor infligido por el objeto. El cledalismo es el placer y el dolor sublimados por una absoluta identificación trascendente con el objeto. Solange de Cléda restablece la pasión normal; es una santa Teresa profana. Epicuro y Platón ardientes en una sola llama de eterno misticismo femenino.”